miércoles, 19 de marzo de 2008

ALARIDO



Grito, grito, grito. Mi voz no se oye a través de estas paredes de arena, de este cuarto frío que se disuelve entre mis lágrimas.

No hay nadie del otro lado. Gritar es en vano. Nadie comprende, nadie mira, nadie siente, a nadie le importa.

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